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Oaxaca, ciudad para vivirla y contarla

por / lunes, 08 septiembre 2014 / Publicado enÚLTIMAS

todooaxacaradio.com

8/septiembre/2014

Rubén Vasconcelos Beltrán
Cronista de la Ciudad y Miembro del Seminario de Cultura Mexicana

ANTECEDENTES

Han pasado dos años del fallecimiento de don Mario Torres Márquez y su recuerdo persiste en la mente y en el corazón no sólo de los integrantes de su familia (hijos, nietos, bisnietos) sino también entre sus amigos, por ello se reunieron en la Casa de la Ciudad el pasado viernes 29 de agosto, para comentar pasajes de su fructífera existencia.

Tocó al señor Oscar Torres agradecer a los presentes su asistencia y hacer patente el cariño que su familia le guarda a don Mario, en seguida me tocó a mí como su amigo, traer a la memoria algunos fragmentos de su vida y compartirlos esa tarde en la que nos congregó el mismo sentimiento.

Platiqué que hace años, quizás unos sesenta, cuando se caminaba por los barrios de Consolación y San Francisco se disfrutaban cosas que ahora han desaparecido, por ejemplo el correr y darse un chapuzón en las tranquilas y cálidas aguas del río Atoyac, ver cómo la gente que venía de los pueblos situados al otro lado lo atravesaban en burro, caballo, en mula, carretas y caminando cuando se podía; la llegada de los trenes que iban y venían de Tlacolula y Ejutla o el que sacaba el material de la fundición de San Juanito concurrían en el empalme, para enfilarse hacia la Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur en el Marquesado, y justo en ese sitio había un pequeño casetón en donde se encontraba el personal que conducía las maniobras.

En el mismo sitio los trenes se detenían unos minutos para permitir que los pasajeros lo arribaran para volver a su lugar de origen después de haber comprado lo que necesitaban o haber vendido sus productos en el Mercado Benito Juárez Maza. Por esta razón el tránsito peatonal en las calles de 20 de Noviembre, Miguel Cabrera, JP García y Bustamante, era intenso y por la misma razón había un gran número de pequeños negocios en el trayecto entre los cuales podemos mencionar los llamados Mesones, casas que funcionaban como hospederías; generalmente contaban con dos patios, el primero, con corredores alrededor en donde la gente por un peso tenía derecho a un petate de palma para descansar y por uno peso con veinticinco centavos a un petate con un ladrillo rojo que servía de almohada; en el segundo patio los que venían de alguna comunidad a veces no tan cercana traían sus animales los cuales dejaban en el amarradero y se iban a vender sus productos y al terminar volvían con otras cosas que les eran necesarias a la familia o para negociar en sus pueblos.

Una de las casas que recuerdo porque era muy grande y tenía características especiales es la Fábrica de Aceite de don Chucho Torres Barriga, allí se compraba el aceite de ricino que para los niños de ese entonces es de no muy gratos recuerdos porque nuestra mamá apenas escuchaba un ruido extraño en nuestro estómago o en el semblante signos de angustia lo primero que se le ocurría era una buena cucharada de aceite de ricino, pero además don Jesús lo vendía en grandes cantidades para la industria en general pues servía como lubricante y base para producir esmaltes, tintes, barnices, y resinas plásticas, y en particular a la farmacéutica por sus cualidades curativas. También vendía el aceite de coco que se utilizaba como jabón y bronceador.

Por estas razones muchas personas se acercaron a la casa de don Chucho, y a los miembros de su familia que con él laboraban entre ellos don Mario y quienes tuvieron la fortuna de conocer a quien sabe cuántos no sólo de la ciudad sino de los pueblos y esa fue la primera razón por la cual hice contacto con los Torres. En1954 cuando ingresé al Instituto de Ciencias y Artes del Estado, uno de mis compañeros de grupo fue Alfonso de Jesús y su hermana Olga Torres Guzmán, ésta estudió la carrera de contador público, y él la preparatoria, esa cercanía me permitió visitar su casa, iniciándose una perdurable amistad.

En 1961 ingresé a la carrera de Licenciado en Administración de Empresas y en esa época surge en Oaxaca la Asociación de Ejecutivos de Ventas, con personajes muy entusiastas y emprendedores reconocidos ampliamente en el ámbito de los negocios; participaban activamente en un sinnúmero de actividades de carácter social, político, comercial e industrial, recuerdo a don Carlos y Jimmy Hamilton, a don Guillermo Brena Ramírez, Gilberto Trujillo, Antonio Zardain, Roberto Figueroa, Alfonso Calvo Cuevas, a los hermanos Gutiérrez Ruiz y a don Mario Torres Márquez, quienes crearon con don Víctor Graf, gerente de la Fábrica de Triplay el Centro de Productividad del que era secretario ejecutivo el Lic. Nicolás Castellanos Alvarado.

Estos se dedicaban a la elaboración y promoción de proyectos productivos, a la organización de cursos y conferencias, coloquios, etc., y a los alumnos de la carrera siempre nos invitaban a sus reuniones de trabajo, pero además nos permitían visitar sus empresas y realizar en ellas prácticas profesionales. La presencia de don Mario se destacaba por su interés y el entusiasmo que imprimía en todas estas tareas, siempre estaba dispuesto a ayudar y cooperar en todo lo que fuese necesario con el fin de que se lograran los objetivos deseados.

EL EMPRESARIO

En 1952 se abrió la fábrica “Cal-Oax”, que producía Cal Fortín y posteriormente Cal Lobo, que fue un fuerte competidor de Cal Tigre. Esta fábrica estuvo en las laderas del cerro de El Fortín por la colonia Linda Vista y fue para los oaxaqueños signo de progreso y en su momento mis compañeros y yo estuvimos en ella para ver y estudiar los procesos de producción que luego revisábamos con nuestros maestros. Esta fábrica se iba a trasladar a otro sitio allá por los ochentas pero los obstáculos que las autoridades del lugar interpusieron obligaron a don Mario a desistir del proyecto con la planta prácticamente concluida.

Paralelamente abrió un taller dedicado a la fundición de hierro colado, aluminio y bronce, y a la tornería; instaló una fábrica de ropa para obreros “Pantalones de Gabardina Torres”, con su hermano Alberto Pimentel Márquez, que era el mayor; hacían overoles, camisas, pantalones y otros; un taller mecánico de tornería con servicio y reparaciones mayores; un taller de orfebrería para la elaboración de nuestra joyería tradicional, pues le fascinaba el proceso de la cera perdida y proveía oro barato a los joyeros; invirtió en la industria de la construcción e inmobiliaria de nivel medio con financiamientos accesibles por lo que hizo algunas casas rumbo al Santa María de Tule y vigilaba directamente el proceso constructivo con el fin de que resultaran de buena calidad y a bajo precio.

Algo que resultó altamente significativo en esta faceta de su vida empresarial fue la fundación de la Unión de Crédito Industrial, que impulsó inicialmente solo porque nadie creía en la bondad de su proyecto, luego la Unión de Crédito Comercial e Industrial, la Caja “Mario Torres Márquez”, actualmente Caja de Antequera, para proseguir con la cooperativa IMVERPREA, que a la fecha cuenta con más de tres mil socios, esto porque siempre defendió la idea de que el pequeño comerciante o industrial, requiere de apoyo financiero pronto, oportuno y a bajo costo, sin tanta burocracia, altos intereses y condiciones para su obtención, porque sus necesidades son apremiantes; rompiendo barreras y realizando grandes esfuerzos logró sus propósitos en corto tiempo.
COMPROMISO SOCIAL
Fue consejero de Banca SERFIN, presidente de la delegación Oaxaca de Comercio Exterior, fue socio y presidente siete veces de la CANACINTRA. Don Mario a pesar del número de acciones que emprendía y que exigían de su tiempo, de su presencia, experiencia y buen sentido, se daba espacio para colaborar en programas de carácter social, por ejemplo, formó parte del Club de Leones, del cual fue presidente en tres ocasiones y gobernador de distrito; participó en el comité pro constructor del Club de Leones con, otros socios como don Carlos Lira, y su esposa Hortensia Vásquez, Humberto Pavía, Carlos Z. Vásquez, Gustavo Pérez Jiménez, Raymundo Meixueiro, Carlos Quintana Díaz, y don Enrique Núñez Banuet, etc. Tuvo muchos amigos con los que convivía para platicar, para saborear un rico mezcalito o deleitarse con los platillos oaxaqueños, eso para él era parte esencial en su vida complementado todo esto con una buena charla pues si algo le caracterizó fue esto.

EN LA POLÍTICA

Su popularidad, el respeto y valor de su honradez y honestidad, su genuino don de emprendedor lo avalaron para ser llamado a colaborar como Regidor de Hacienda en el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, cabildo que encabezó el Lic. Idelfonso Zorrilla Cuevas, para luego hacerse cargo de la presidencia al pasar el Lic. Zorrilla a la Secretaría de Gobierno. Don Mario con el apoyo de sus amigos en calidad de regidores, como Daniel Bautista Hernández, Gilberto Trujillo, Lilia Mendoza, Lucas Ojeda, Maribel Castillo, Enrique Martel Rodríguez, etc., imprimió a su trabajo político las características propias de su personalidad, entendió con toda claridad que la vida le daba la oportunidad de servir a su ciudad, a su gente, a aquellas que conoció desde los primeros años de su existencia, aquellas que lo conocían, por ello su trato afable, comedido, educado, abierto, sin rebuscamientos. Las cosas cuando podía las resolvía como en sus empresas; lo práctico fue su pasión, creía en la gente, hablaba y hacia todo de buena fe y exigía una respuesta en el mismo sentido, no lo limitaban las ideologías, ni los partidos políticos, origen, lengua o condición financiera, para él todos eran oaxaqueños no había diferencias.

REALIZACIONES EN LA POLITICA

Le tocó una época interesante en la que se trabajó intensamente por la recuperación de la imagen urbana de la ciudad y promovió entre otras tantas acciones la construcción de la Av. de Las Etnias, y la introducción de los servicios básicos en la zona, la instalación del sistema de contenedores para la recolección de basura, el drenaje en san Juan Chapultepec, San Martín Mexicapam y Col. Olímpica; la pavimentación de las colonias: Estrella y la Avenida Venus, para conectarlas al Hospital del ISSSTE; apoyó todos los esfuerzos que se hacían para la promoción de la cultura y de otros campos del quehacer municipal y fue en su tiempo cuando el 11 de diciembre de 1987 la UNESCO declaró al Centro Histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Compró al señor Rubén Villanueva, en su calidad de presidente municipal, la casa de la esquina de Morelos y Porfirio Díaz, que fue remodelada por la Fundación Alfredo Harp Helú y Oaxaca Cicarú, siendo presidente municipal el Lic. Gabino Cué Monteagudo y gobernador del estado el Lic. Diódoro Carrasco Altamirano para convertirse en Casa de la Ciudad y tuvo el tino de no dejar deudas a la siguiente administración municipal, declarado esto por el gobernador Heladio Ramírez López.

RECONOCIMIENTOS

Recibió en tiempos del presidente municipal Ing. Miguel Ángel Bustamante Underwood, la máxima presea que otorga el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, la nominación de Oaxaqueño Distinguido y la medalla Donají, en vista de que se consideró con derecho a esta distinción a cualquier oaxaqueño independientemente de su profesión y tarea a la que se dedicara siempre y cuando sus acciones fueran de relevancia en beneficio de la sociedad en general.

Que el recuerdo de este hombre trabajador incansable, entusiasta y emprendedor, sea para nosotros guía y ejemplo en nuestra vida.

Imágenes: Archivo Rubén Vasconcelos Beltrán

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